¿Por qué los seres humanos nos refugiamos finalmente en el arte o en algo que nos emociona?
Cuando era adolescente lo único que pensaba es que iba a ir a la universidad y estudiaría artes. Pero en esos tiempos vivir del arte era casi algo absurdo, que para mi madre no era una opción. Así que finalmente escogí la arquitectura. Una carrera con mucho retos en los años universitarios pero que de cierta manera también me lleno de mucho arte y mucho color. Todo suma. La arquitectura siempre será mi base para todo. Desde ahí parto para cualquier proyecto creativo que se me ocurra hacer, hasta tomar una fotografía, el equilibrio de colores o la armonía en la que coloco y hago mis piezas.
Aunque mi trabajo actual es sobre arquitectura, hay algo en el fondo que me sigue llamando y es crear cosas, a veces me siento que no hago cosas extraordinarias pero para mi son cosas que salen naturales, mis cuadros, la cerámica, las fotos, el escribir es algo que fluye sin ser ordenado por algo o por alguien. Son proyectos internos y no externos a los que le doy mas valor actualmente.
Como dicen «vivir lejos» no es para débiles y si lo eres, con el tiempo el vivir en otro país te hace invencible aunque no lo quieras. Durante el proceso hay caídas emocionales, que ni el mejor trabajo del mundo, ni la mejor casa y hasta puedo decir, ni el mejor viaje te salva, por que regresas a la realidad de seguir luchando para pertenecer a un lugar que nadie te conoce.
Y es ahí donde la terapia y soltar los egos empiezan hacer un efecto positivo en uno. Personalmente llevo tres años llevando terapia sicológica, para mi fue un cambio importante, el ser humano necesita entender y resolver patrones internos y miedos que nos bloquean que no nos dejan avanzar, vengo de una crianza donde el éxito es lo mas importante y lo es pero a mi manera y cada uno tiene su forma de ser exitoso. Actualmente son una mujer independiente económicamente pero tuve que pasar periodos de aprendizaje, el idioma, conducir, ser mamá, ser estudiante nuevamente, manejar una casa y un sin fin de etapas que pasamos los que migramos. Pero a qué viene todo esto? pues aunque hayas hecho check a todo lo que se debe hacer, sigue faltando algo, es la voz interna que no se calla.
Esa voz interna, es la NIÑA escondida en uno, que sigue reclamando a lo que venimos a esta vida, CREAR, yo siempre escuche » hey venimos a crear arte» pero hasta el día de hoy no sé que tipo de arte, pero aparecieron las flores.
Cuando mi perro Tupac apareció en nuestras vidas, el bosque se nos volvió nuestra segunda casa, entre caminatas en solitario con el vela como cambiaban las estaciones, creaba videos, fotos, y con el tiempo empece a recolectar flores, sin ninguna intención simplemente recolectarlas.
Fue tan fascinante que llego a un punto que no sabia donde colocarlas, es así que tome una habitación de la casa y cree mi espacio. Mientras tanto me inscribía por las noches a las clases de cerámica, me compre un curso para hacer velas, otro de jabones, empece a experimentar, hacer lamparas con hilo, y en todo ese caos nació «PATATOLA» y aunque se que el nombre no tiene nada que ver con las flores. Fue una de las primeras palabras que pensé hace muchos años para crear un emprendimiento, eran tablas de madera para niños. Nunca pare en crear algo, y aunque todo lo que hice aun pienso relacionarlo a la flores, actualmente es lo que le ocupa en mis tiempos a solas, mi terapia floral se volvió mi nueva mejor amiga.
Nada y todo es MAGIA, nada llega de la nada, las flores llegaron para salvarme, de la depresión que llevaba en silencio, de la ansiedad de no sentirme capaz en realizar algo, el no sentirme suficientemente exitosa como esperan los demás, y no darme cuenta de las cosas y personas maravillosas que tenia al frente mío en especial mi esposo y mi hijo. Y aun sigo trabajando, en calmar algunos locos internos, sigo intentando, sigo creando, me siento suficiente, enseño y muestro mis victorias ya no a todos, solo a esas personas que están conmigo. Sabemos que las redes son falsas y es verdad. Las fotos, las historias, son solo momentos. Detrás de ese hay mucho que no se dice y tampoco es obligatorio decirlo, por qué hay cosas y momentos sagrados que no son para todos.

Las flores, las estaciones, los bosques que tengo al mi alrededor, no llegaron por casualidad, llegaron por que merecía tenerlos cerca, no fue la arquitectura, no fueron los viajes, no fueron la nueva ropa comprada, fueron simplemente los paisajes, la tierra, el seguir atreviéndome y no soltar a la niña interna que nos pedía ser libres de crear.
Les dejo algo que escribí para un post.
Dicen que el ser humano se refugia en el arte cuando ya no encuentra palabras.
Cuando el ruido del mundo pesa demasiado…
cuando el alma necesita silencio,
y las manos buscan crear algo que dure un poco más que un instante.
Prensar una flor es mucho más que un gesto delicado.
Es detener el tiempo.
Es tomar algo efímero…
y transformarlo en algo eterno.
En cada pétalo, en cada hoja, hay una historia que no quiere desaparecer.
Y tú, al conservarla, le das un nuevo significado.
El arte sana lo que las palabras no logran decir.
Nos calma, nos reconecta, nos devuelve a la tierra.
Porque cuando creamos con las manos,
el mundo vuelve a su ritmo natural.
En el fondo, crear es un acto de amor.
Amor por la belleza, por la memoria, por lo que ya no está.
Tal vez por eso hacemos arte…
porque es la única forma de conservar la luz
de aquello que amamos.
Besos.
Mili 🙂









